Buscar en este blog

lunes, 29 de junio de 2009

Apunte Prueba de Diferenciado

A modo de comienzo podemos decir que el concepto de ciudad proviene del vocablo latino civitas, que se refería a una comunidad autogobernada. Las ciudades comenzaron a surgir en el neolítico, en el cuarto milenio a.C., cuando los grupos de cazadores y recolectores nómadas adoptaron una vida sedentaria y agrícola. En los primeros asentamientos se construían las viviendas dentro de zonas amuralladas o en espacios con defensas naturales. También era necesario poder disponer de agua, motivo por el cual normalmente se establecían a la orilla de un río o de una fuente de agua. Estos asentamientos estables condujeron a la especialización y división del trabajo. Surgieron mercados en los que los artesanos podían cambiar sus productos por otros diferentes; una clase religiosa iba apareciendo y contribuía a la vida intelectual. De este modo las ciudades fueron el lugar adecuado tanto del desarrollo del comercio y de la industria, como del arte y las ciencias, y desempeñaron una función esencial en el nacimiento de las grandes civilizaciones. De esta manera se gesto una vida totalmente sedentaria, mediante la cual creció la construcción de las chozas más primitivas, de troncos y estacas de madera; por dentro estaban divididas con estacas o telas colgadas. A medida que surgían las necesidades, se crearon ventanas, puertas y escaleras; en otros lugares se utilizaban materiales parecidos en cuanto a características y propiedades, lo que impulso la construcción de viviendas, unas junto a otras que permitió generar aldeas, poblados y ciudades, estimulando la vida en sociedad y el espíritu comunitario y cooperativo. De esta manera las ciudades se fueron organizando y sufriendo cambios a través de las etapas temporales como se explicara debajo.
Las ciudades en las distintas etapas históricas
Edad Antigua
Los asentamientos de la edad Antigua eran aquellas primeras ciudades que albergaban a los nómades, convertidos ahora en sedentarios. Estos grupos de personas se establecían cerca de un río o de cualquier lugar del que pudiesen extraer agua. Estos asentamientos estables condujeron a la especialización y división del trabajo; gracias a esto surgieron mercados en los que los artesanos podían cambiar sus productos por otros diferentes; una clase religiosa iba apareciendo y contribuía a la vida intelectual.
De este modo las ciudades fueron el lugar adecuado tanto para el desarrollo del comercio y de la industria, como del arte y las ciencias, y desempeñaron una función esencial en el nacimiento de las grandes civilizaciones
Además de todas las características de las primeras ciudades, había un notorio fervor y respetos por lo muertos, dentro de la cultura aun se mantenía la creencia de la vida luego de la muerte, pero en ese momento los enterrados muertos solo llevaban a su tumba solo algunos elementos del ritual religioso, donde la muerte deja de ser una magia y pasa a ser un mito.
También se ve un claro crecimiento en los conocimientos de la agricultura y la ganadería, donde siempre existió una rivalidad pese a que se necesitaban mutuamente. En esta etapa los hombres poseían conocimientos sobre los periodos de germinación y sobre las estaciones del año, lo que les facilitaba el trabajo; creando así una idea de la mujer como madre de los hijos y dedicada a ellos por completo, tanto en el crecimiento como en la educación.
Este periodo temporal se caracterizo también por algunos avances para las actividades más útiles como la pesca, donde ya se usaban anzuelos y redes. El hecho de poder racionalizar el trabajo aumento el sedentarismo que genero la construcción de edificaciones para la veneración de los dioses o de las religiones. De esta forma se fue obteniendo un panorama general de la ciudad como un conjunto de actividades que agrupaban a un grupo nómade. Con este perfil de ciudad, nombraremos la ubicación de algunas "Nacionalidades Neolíticas" (es decir grandes ciudades que utilizaban estos métodos de construcción y de orden social): la cuenca del río Danubio, la alta cuenca del río Rin, al norte de la actual Italia, al sur de la actual Alemania o en los lagos de los alpes de la región de Suiza.
Sin embargo había una ciudad que sobresalía en la región mesopotámica por la habilidad de sus habitantes para conseguir recursos o piedras preciosas con su forma de negociar: la ciudad de Ur. Esta ciudad resplandecía por sus obras arquitectónicas, además un gran puerto con bodegas y edificios comerciales, la principal característica la forma y ubicación de los templos.
El templo de la ciudad de Ur, se ubicaba en el centro del lugar. Tenia un gran patio, dentro del cual emergían edificios secundarios y el principal símbolo religioso: la torre sagrada (consagrada al dios Nannar). Cuando se realizaban ceremonias en honor a este dios, el rey guiaba a los sacerdotes, que llevaban las ofrendas, todos ellos acompañados por el sonido de arpas y otros instrumentos.
Al igual que en Ur (Sumeria), se comenzaron agestar grandes imperios en otras partes del mundo, Roma es el claro ejemplo de ello, junto a otros imperios como el de Grecia, o en el Lejano Oriente. A continuación veremos como las ciudades fueron adquiriendo su forma y mobiliario urbano.
Las civilizaciones occidentales son imposible de concebirse sin ciudades, debido a que son de por sí un mundo completo y gozan de todos los atributos sociales y culturales de los pueblos que las habitan.
Las ciudades son decisivas en toda sociedad, hasta en las de predominio claramente rural, ya que son el órgano de la socialización. En consecuencia el desarrollo de los asentamientos urbanos, en plenitud de sus sociedades, son insustituibles para el estudio de nuestras sociedades, pasadas, presentes y futuras. Las ciudades son archivo de la historia del ser humano.
Parte 1: Primeros asentamientos en Mesopotamia
El nacimiento de las sociedades urbanas
Vamos a centrarnos en una zona bastante determinada de la cuenca del Mediterráneo, hoy martirizada por
guerras y conflictos entre pueblos y sociedades. La mayor parte de las innovaciones tecnológicas de la
Antigüedad se produjeron dentro del área limitada del Oriente Próximo y el extremo oriental del Mediterráneo. Es muy importante destacar que toda la ecología y el clima de la región ha experimentado cambios drásticos en los últimos diez mil años. Lo que hoy conocemos como llanuras abiertas y polvorientas o fértiles tierras de cultivo, estuvieron hace más de diez mil años densamente cubiertas de vegetación. Evidentemente existían desiertos, pero la erosión en las colinas no estaba tan acentuada como en la actualidad, e incluso sobre los valles ribereños probablemente se extendían densos bosques.

La revolución agrícola
Sabemos que las primeras criaturas de forma humana aparecen por primera vez sobre la tierra hace quizás un millón de años. Pero se considera que la evolución física y orgánica del Homo Sapiens concluye sólo hace 25000 años. A partir de esa fecha empieza el proceso moderno de evolución cultural.
Las sociedades era nómadas por necesidad; tenía que desplazarse en busca de nuevas fuentes de alimento, y se desplazaba de un frágil refugio temporal a otro. Pero en algún momento, entre 8000 y 10000 años atrás, la humanidad empezó a ejercer un cierto tipo de control sobre la producción de alimentos mediante el cultivo sistemático de ciertas especies de plantas, sobre todo las semillas comestibles, y la domesticación de animales. La permanencia en un lugar de residencia estable tuvo a partir de ese momento muchas más posibilidades, al tiempo que la unidad física pasaba ser la aldea, aunque los primeros asentamientos no fueran más que un grupo de chozas rudimentarias.
La producción controlada de alimentos también se benefició de los cambios climáticos que tuvieron lugar al final del último periodo glacial, hacia el 7000 aC. Las estepas y tundras de Europa se transformaron en bosques templados, y las praderas al sur del Mediterráneo y Cercano Oriente dieron paso a desiertos jalonados por oásis.

La revolución urbana
Hacia 5500, después de al menos tres mil años de lento desarrollo, existían poblados y comunidades agrícolas firmemente establecidas en las tierra más elevadas, comunidades agrícolas que fueron descendiendo gradualmente hacia los valles del Tigres y del Eúfrates a medida que se secaban los depósitos aluviales y mejoraban las técnicas, especialmente las de regadío. Algunos poblados neolíticos de esta zona se transformaron en las primeras ciudades conocidas, es decir, comenzó la revolución urbana. Estos procesos culminaron en las ciudades-estado sumerias a partir del año 3000 aC, La distinción entre poblados y ciudades propiamente dicha, se encuentra en la progresiva y mayor complejidad social, fruto de la especialización y de la diversificación de tareas.

Las región de Summer
Summer (así se llamaba esta región), carecía de piedra para la construcción y de madera, a excepción hecha de los troncos de palmera, demasiado flexibles para ser eficaces en edificación. De modo que las casas se construyeron con tierra, que amasaban con agua, dejándola secar una vez vertida la mezcla en unos recipientes prismáticos, obteniendo bloques de barro seco regulares; los adobes de ladrillos cocidos en hornos sólo se utilizaban para el revestimiento de las murallas o en palacios y templos.
Con estos sencillos adobes se construían los muros de las casas, pero ocurría que con el tiempo y con el frecuente abandono de las ciudades en determinados periodos bélicos, se deleznaban, desmoronándose las construcciones; entonces se procedía a derribar lo que quedaba y a apisonar la tierra con los cascotes incluidos, levantando encima las nuevas construcciones. Esto daba lugar, al cabo de unos siglos, al crecimiento del nivel de la ciudad, formándose un montículo artificial, un ‘tell’.

La ciudad de Ur de los caldeos
Ur es un ejemplo característico, fue la ciudad hegemónica del imperio caldeo entre los años 2110 y 2015
a.C. y sus restos han sido excavados con cierta minuciosidad. En Ur se presenta el característico urbanismo de tipo orgánico, que evoluciona de forma natural a partir de un pequeño núcleo original. El nivel correspondiente al año 1700 a.C. es el mejor conservado y mantiene la forma básica de de la ciudad cuando su mejor época. Así distinguimos tres partes fundamentales; la antigua ciudad amurallada, el recinto sagrado y la ciudad exterior.

La ciudad amurallada
La parte más antigua de la ciudad tenía una forma aproximadamente oval, y la rodeaba un muro de 8 metros de altura hecha de adobes y que sujetaba las paredes del tell sobre el que sucesivamente se asentaba esta parte de la ciudad. Su interior estaba constituido por un laberinto de casas de uno o dos pisos, del cual se ha excavado una parte considerable de uno de estos barrios, al sureste del temenos.
Las construcciones eran de tamaños y plantas bastante diversos, y las familias construían su vivienda con arreglo a su categoría social y siempre planificada con anterioridad. El tipo de casa más general constaba de un patio abierto en el centro, pavimentado con ladrillos de barro cocido al que se abrían varias estancias. Si era de dos plantas, la baja se construía de ladrillo cocido. Había hasta 13 y 14 habitaciones alrededor de un patio central pavimentado que permitía la iluminación y la aireación de las estancias de la casa. Como norma general se puede decir que a menor categoría social del individuo más alejada estaba la vivienda del centro urbano.

Los edificios religiosos
El temenos o recinto sagrado ocupaba el corazón de la ciudad, corresponde su construcción a la época de
Nabucodonosor y fue planificado según una ordenación orthogónica, poseía su propia muralla y en él se abrían los únicos grandes espacios vacíos de la ciudad, si exceptuamos los correspondientes a los dos puertos del canal. El temenos contenía los únicos espacios abiertos significativos de la ciudad, aunque su uso estaba especialmente reservado a los sacerdotes y a los miembros de la corte. El área sagrada de la ciudad de Ur estaba rodeada por una muralla interior. Dentro de ella se disponían una serie de edificios entre los que destacan los templos dedicados a Nannar y a Ningal, las dependencias administrativas, los almacenes y, por encima de todo, el Zigurat.

La ciudad de Babilonia
El origen de Babilonia es muy remoto. La ciudad estuvo sometida a numerosos conflictos bélicos en el discurrir de los siglos, sufrió numerosas destrucciones consecuencia de las batallas libradas, a las que siguieron las reconstrucciones pertinentes. El plano que contemplamos corresponde a la Babilonia de
Nabucodonosor (605-562 a.C.), la época de mayor esplendor del Imperio Babilónico, que reemplazó al Imperio Asirio. Su trazado es regular y se evidencia la intención de una ordenación planificada y geométrica, aunque anteriormente debió de ser una ciudad de calles irregulares y tortuosas, que poco a poco fue engrandeciendo los emperadores con suntuosas construcciones y amplias vías de tránsito.
La ciudad se articulaba en torno a 24 calles principales distribuidas en 10 distritos diferentes. Entre todas ellas destaca la Vía de las Procesiones. Con 2 km de largo y entre 16 y 20 m de anchura, sus lados estaban decorados con leones de ladrillo vidriado y el suelo cubierto por losas de caliza roja veteada. Comenzaba en el puente del Éufrates, bordeaba el zigurat y llegaba hasta la Puerta de Ishtar.

La muralla
Babilonia se rodeaba por dos recintos murados, el más exterior es enorme y alcanza una longitud de 18
km. La superficie de la ciudad se ceñía mediante una doble muralla con un foso de 50 metros de anchura rodeando la más exterior. Una defensa muy eficaz levantada con arcilla, adobes y ladrillos, trabados de tal manera que resultaba de una fortaleza extrema. Su parte superior era tan ancha que permitía el paso de carruajes. Los lienzos de la misma eran reforzados mediante grandes torres cúbicas edificadas cada 18 metros. Para entrar a la ciudad existían ocho puertas, cada una dedicada a un dios babilónico. De todas ellas se ha conservado casi íntegramente la Puerta Ischtar, la más importante, hoy en el Museo de Berlín.

Distribución urbana
El recinto interior corresponde a la ciudad propiamente dicha, también de dimensiones magníficas. Este es de forma aproximadamente rectangular, atravesado de parte a parte por el Éufrates que sigue la dirección del eje menor del rectángulo y muy pegado al mismo. El río estaba canalizado mediante terraplenes de piedra. A su izquierda se extendían el recinto sagrado y la ciudad vieja; a su derecha la ciudad moderna. Desde ésta se accedía al barrio sagrado por una avenida que se continuaba por un puente de 135 metros de longitud y una calzada de 22 metros de anchura sustentado sobre ocho pilares aquillados de caliza y ladrillo. En los extremos del puente se construyeron edificaciones relacionadas con el puerto fluvial y el mercado central.

El recinto sagrado
El recinto sagrado ocupaba un rectángulo limítrofe con la ría, centrado con respecto a los lados menores del recinto urbano y en él se elevaba la famosa torre de Babel, un zigurat de siete plantas dedicado al dios Marduk, que alcanzaba los 92 metros de alto por 91,5 de ancho. Las plantas de acceso a cada una de las plantas se disponían en el exterior, dispuesta en espiral alrededor de todas las torres.

La ciudad moderna
En este área dos grandes avenidas, casi perpendiculares, ordenada en cuatro cuarteles su área, aunque es de suponer que las calles interiores de los cuarteles no debieron de ser tan regulares. De ellas no queda nada, ni las aceras, ni alcantarillado, ni las casas que las flanqueaban que debieron construirse, como es típico en toda Mesopotamia, de adobes cuando se trataba de una sola planta (la mayoría), cuando eran de dos o tres plantas, la última se construía de adobes, mientras que las inferiores se hacían de ladrillos cocidos. Por último, al norte de la ciudad, en la margen izquierda del Éufrates y adosados a la muralla se ubican los palacios. Otra de las zonas donde aparecieron las primeras ciudades se asocia a un gran cauce de agua, en este caso el Nilo en su transcurso por Egipto.

Evolución de los asentamientos
La transformación de poblado neolítico a ciudad se produjo gracias a los avances en el terreno agrícola.
En Egipto esta transformación se vio favorecida por los periódicos desbordamientos del Nilo que hacían posible la fertilización de la tierra gracias al limo sedimentado una vez retiradas las aguas. La evolución de los asentamientos fue distinta que en Mesopotamia, ya que políticamente estaba unificado todo el país, con una sola autoridad central, mientras que en Mesopotamia cada ciudad era un estado y solo cuando una de ellas era hegemónica sobre las demás cabía hablar de cierta unidad política.

Origen
Aunque no se hayan encontrado restos antes del 2600 aC, se cree que las ciudades egipcias tuvieron su origen en el mismo año que las sumerias. Esta teoría se basa en que la gran pirámide de Keops data de aquel tiempo, y no habría sido posible erigir una construcción de tal consideración si no existiese ya un orden social muy complejo con una capacidad organizativa notable, propiedades que nos hacen discernir de una sociedad neolítica de una civilización urbana.

Causas de la ausencia de ruinas
Si es verdad que tienen este origen, ¿por qué no hemos encontrado restos que lo prueban? Hay varias causas que explicarían la ausencia de ruinas evidentes La explicación mas usual es la no existencia de murallas. Carentes del temor a un ataque enemigo del exterior, puesto que las fronteras del país estaban muy bien guardadas, ¿para que edificar algo tan costoso? Precisamente, el coste tan elevado de la muralla en otros lugares era un factor determinante para que el asentamiento fuese indefinidamente estable. Pero en Egipto no existía tal influencia y los poblados en un lugar fijo no fueron tan duraderos. En segundo lugar, Egipto es un país escaso en piedra y madera, de modo que el material de construcción fue el adobe, fácilmente deleznable y de corta vida. Las casas así construidas al cabo de unos pocos decenios se tornaron ruinosas por efecto del viento y del agua. Pero en vez de alzar la nueva vivienda sobre los restos de la anterior, parece que los habitantes preferían trasladarse a otro lugar.
A estos dos factores añadimos uno muy importante y característico: el afán por la mudanza propio del faraón, el rey. Este trasladaba su corte al lugar que consideraba más idóneo para construir su tumba y solía fundar allí una ciudad de nueva planta donde alojar a los obreros, estableciéndose el gobierno en la ciudad más próxima.

La ciudad de Tel-El-Amarna
Tel-el-amarna fue fundada por el emperador Amenophis IV (1369-1354 aC.) que trató de instaurar una religión monoteísta. Dejó Tebas, la capital, y construyó una nueva ciudad para sí y sus leales en honor del
dios-sol Atón. La llamó Horizonte Solar, Ajetatón, hoy conocida como Tel-el-Amarna. Hemos encontrado dos opiniones acerca de la causa que impulsó a Amenophis a este cambio de capital, o bien fue mera decisión política para derrotar al clero de Amón de Tebas, o por necesidad de erigir un nuevo centro religioso para el Dios-Atón. Aunque una de las características más singulares de esta divinidad es la universalidad, eligió este sitio totalmente virgen y alejado de rutas e infraestructuras ya existentes que podría aprovechar, debido a una aparición que tuvo en este lugar. Estaba sentado una mañana en este lugar contemplando el bello paisaje bajo un sol radiante cuando de repente vio como un disco brillante descendía del cielo para posarse en una colina cercana. Se construyó a 225 km al norte de Tebas, en un llano desértico en la margen derecha del Nilo, mientras que las tierras del otro lado del río se destinaron a cultivos y pastos. Estaba bordeada por acantilados que las separaban del desierto oriental, de modo que sólo era accesible por el río y por dos pasos estrechos situados al norte y otro al sur. Esta defensa natural le permitía prescindir de muralla y de foso y de manera que el perímetro de la ciudad estaba marcado por catorce estelas que representaban al faraón adorando a Atón. Fue abandonada al morir el faraón, y sus restos son un testimonio de primera importancia para la arqueología y la historia de Egipto.

Distribución urbana
En cuanto a la distribución urbana, el espacio se distribuye en tres áreas separadas por vías perpendiculares al río. Su longitud máxima es de unos ocho kilómetros, con una extensión hacia el interior, medida desde la orilla, que oscila entre los 800 y 1600 metros. El área central se ajusta a un plano regular, cuyos módulos están delimitados por calles anchas no pavimentadas, flanqueadas por hileras de árboles. En ella se construyeron templos, edificios oficiales y algunas viviendas, aunque, en su mayoría, el espacio de habitación se situó en el sector meridional de la ciudad.
Nos encontramos con dos teorías sobre su concepción: Por una parte pudo ser unitaria y sistemática , como cabe deducir al observar las amplias y rectilíneas avenidas del barrio central. Estaríamos en un caso de planeamiento urbano y considerado. Pero existe una opinión totalmente contraria: Concepción de la ciudad debido a un crecimiento orgánico. Opinión basada en la ausencia de manzanas definidas ni tamaños normalizados de las propiedades; la gente más adinerada construía su vivienda a lo largo de las calles principales, mientras que los menos pudientes ocupaban espacios vacantes.

El palacio
Se situaba en el área central de la ciudad. Estaba dividido en dos partes por la Calzada Real, una de las calles principales de la ciudad., comunicadas entre sí por un puente sobre la vía. En la parte pública de palacio había un gran patio (de 170 metros de lado) en el que se conservaban estatuas del rey, de la reina
y del dios Osiris. Existía, además una serie de patios secundarios columnados a los que se accedía mediante rampas. La estancia más importante del palacio era la Sala de Coronación, realzada por un patio anterior abierto y porticado.

Viviendas
Fueron construidas de adobe, reservándose la piedra caliza para los marcos de puertas y columnas y el yeso para las celosías. Las casas más ricas podían ocupar una manzana entera y contaban con un amplio jardín en espacios abiertos dedicados al dios Atón, una o varias salas de recepción, estancias privadas, piscina y área de servicio (habitaciones de los criados, almacenes, hornos, bodegas, establos...).

La ciudad de Tebas
Como se ha comentado anteriormente, la capital fue trasladada a Tel EL Amarna desde esta ciudad. Tebas es el nombre que los griegos dieron a la antigua ciudad egipcia de Wasit, situada en el sur de Egipto. Se extendía a lo largo de la ribera oriental del Nilo, en la región situada entre la actual Luxor y Karnak, unos 500 km. al sur de El Cairo. Los egipcios la llamaban Wasit, la ‘Ciudad del Cetro’, y fueron los griegos los que la denominaron Tebas.



Importancia histórica
Por razones políticas y geográficas, Tebas fue cobrando poco a poco importancia durante la X dinastía hasta transformarse en la capital de los faraones del Nuevo Imperio. Allí se veneraba con suntuosas ceremonias al dios Amón en tríada con Mut y Khonsu. A cada victoria, a cada triunfo, se erigían nuevos y grandiosos templos en honor del dios. La posición geográfica de Tebas contribuyó en gran medida a su importancia histórica, ya que estaba cerca de Nubia y del desierto oriental, área rica en recursos minerales y surcada de rutas comerciales .El mayor esplendor de la ciudad se produjo durante la XVIII dinastía cuando fue la capital del país. En este momento comenzó la construcción de los grandes complejos religiosos y funerarios por los que son conocidos, aún hoy en día, Luxor, Karnak y el Valle de los Reyes. Una característica de los templos era la gran cantidad de pilonos que les precedían. Posiblemente esta fuese la causa del otro nombre por el que se conoce a la ciudad de Tebas, ‘La ciudad de las 100 puertas’ llamada así por Homero en ‘La Iliada’
En la ciudad existían 2 zonas claramente diferenciadas la oriental, la de la vida y la occidental, la de la muerte. En la zona derecha se edificaron los palacios reales, los templos y los edificios administrativos y era el lugar en el que se desarrollaba la vida de sus ciudadanos. La orilla izquierda estaba totalmente destinada a personas relacionadas de una u otra forma con la muerte, las tumbas reales o civiles o el culto a los difuntos.

Templo de Luxor
El templo de Luxor, fue mandado construir por Amenofis III y terminado por Ramsés II. Está unido al templo de Karnak por una larga avenida adornada de esfinges. Estaba ligado a los ritos de año nuevo, la
fiesta de Opet. El día de esta fiesta, el primero de la estación de la inundación del Nilo, nuestro 16 de
Junio, la estatua de Amón abandona el recinto de Karnak para visitar el de Luxor.
El complejo religioso de Karnak
En este lugar hay diversos templos egipcios: el de Nut, el de Montu, el de Osiris, el de Amón, en
ocasiones conectados entre sí mediante avenidas flanquedas por esfinges. Entre ellos destaca el recinto de
Amon, que además de contener el gran templo de Amón propiamente dicho, contiene un lago sagrado y
templos dedicados a otras divinidades como Ptah u Osiris.
La construcción del complejo parece seguir una clave matemática. Se observa la presencia de la serie
Fibonacci aplicada a la construcción del templo. La serie Fibonacci es una sucesión de números en la que
cada término es igual a la suma de los dos términos precedentes. Así, partiendo del punto original, el
sancta sanctorum al que daremos el valor 1 la siguiente ampliación tiene el doble de tamaño, la siguiente
la suma de las dos anteriores y así sucesivamente.

La orilla Oeste
Como habíamo s dicho anteriormente, la ciudad de Tebas se encuentra dividida en dos, la de los vivos y la
de los muertos, en la ribera occidental de río. En esta zona se encuentra el Valle de los Reyes, Deir el-
Bahri y Medinet Habu, lugares conocidos por sus templos de carácter funerario y tumbas de faraones .
Deir el-Medina
Deir el-Medina, ‘Convento de la ciudad’ se encuentra en la orilla occidental del Nilo . Es un pequeño
valle situado entre la colina de Qurnet Mura y la zona montañosa tebana. La localidad es conocida
fundamentalmente por el poblado de los obreros que construían las tumbas existentes en el Valle de los
Reyes. Consta de unas 70 casas, construidas en adobe, en las que vivían los trabajadores y sus familias
desde el reinado de Thutmose I. Las casas estaban rodeadas por un recinto construido por Thutmose III
que más tarde fue ampliado, y se agrupan a ambos lados de una calle.
Eran pequeñas construcciones muy modestas 3 habitaciones, dispuestas sobre el eje longitudinal. En la
parte delantera estaba una habitación que hacía las veces de dormitorio y sala de estar. Al fondo se
encontraba la cocina y un pequeño sótano excavado en la roca. Las paredes exteriores, construidas
totalmente en adobe, estaban unidas unas a otras, y el interior se revestía con cal, aunque algunas se
decoraban con frescos.
Parte 3: La ciudad griega
Avanzando temporalmente en la historia de las civilizaciones mediterráneas nos encontramos con la muy
conocida civilización griega. La topografía determinó la organización territorial griega sobre la base de
ciudades-estado claramente definidas y separadas, debido a que Grecia y la costa jónica de Asia Menor
son montañosas, con limitadas regiones fértiles en forma de valles, llanuras y mesetas. Esto favoreció la
existencia de estados pequeños e independientes, que se componían de la ciudad propiamente dicha y de
campos y aldeas subordinadas a esta. En ocasiones las ciudades-estado griegas se aliaban para afrontar a
un enemigo común, sobre todo del frente persa, pero también entraron en conflicto entre sí, de modo
intermitente.
Organización ciudadana
Al menos en teoría, todos los ciudadanos tenían voz en los asuntos de su ciudad-estado. La población de
éstas nunca fue numerosa; sólo se conocen tres casos de más de 20000 habitantes, Atenas, Siracusa y
Ácragas (Agrigento). La ciudad griega debe de ser estudiada en relación a los periodos más destacados de
la historia que se reconocen en la civilización de los griegos: Civilización Minoica, Civilización Micénica
y Grecia clásica

EL DESMEMBRAMIENTO DEL IMPERIO ROMANO
Durante el siglo III d. de c. el imperio romano llegó a ser demasiado vasto, burocrático y complejo para ser gobernado centralmente en forma eficiente.
Las razones de la caída del imperio han sido explicadas por los historiadores con diversos argumentos:
• Las invasiones de los bárbaros venidos desde el oriente y el norte, determinadas por la imposibilidad de estos pueblos de sustentar una población creciente en sus lugares de origen.
• La desorganización política y administrativa creciente del imperio, producto de la descomposición moral y social.
• El deterioro de la situación económica general del imperio, determinado por el aumento de los impuestos necesarios para compensar el déficit de la balanza de pagos con el oriente.
• La perdida dinámica del proceso conquistador y romanizador.
La primera manifestación del desmembramiento se dio cuando Dioclesiano intentó una división en cuatro partes, norte, sur, oriente, occidente, y la definitiva, cuando Constantino, en 324 fundó una nueva capital para el imperio en Bizancio, lo que termino por dividir el imperio en oriente y occidente con Constantinopla y Roma como capitales respectivamente. El imperio de oriente prosperó hasta que fue tomado por los turcos en 1453; mientras que el i. de occidente sufrió una caída gradual que tomó los siglos V y VI los que corresponden a las invasiones de los bárbaros.
Como una buena parte de las regiones fundadas por Roma tenían cierta independencia económica de las decisiones centrales, soportaron el embate bárbaro de mejor forma que Roma y sus vecinas.
El fundamento de las economías locales continuó siendo la agricultura y la organización eclesiástica de la iglesia, basada en las circunscripciones administrativas del imperio, haciendo corresponder cada diócesis con una cívitas manteniendo cierta correspondencia con el antiguo sistema de lugares poblados. De este modo la palabra cívitas tomó el significado de ciudad episcopal. Las más desarrolladas de las ciudades romanas que prevalecieron conservaron sus funciones comerciales y se constituyeron más adelante, en centros del comercio interregional.
LA EVOLUCION DE LA CIUDAD DURANTE LA EDAD MEDIA
LA RURALIZACION DURANTE LA TEMPRANA EDAD MEDIA
La relativa unidad económica del imperio desmembrado fue posible, mientras el mediterráneo continuó abierto al comercio, hacia el interior de Europa, en cambio, la desorganización económica y urbana fue mucho mayor.
A partir del siglo VII la conexión y el comercio por el mar quedó limitada y luego bloqueada, por la rápida expansión del Islam. Esta combinación de circunstancias fue, más que la sola invasión de los bárbaros, la que determino la lenta descomposición de la organización de los territorios romanos.
Una nueva invasión de pueblos navegantes, los vikingos, que amenazaron las costas del mar del norte e Inglaterra, cortó sensiblemente los restos de comercio marítimo.
La consecuencia inmediata de esa descomposición, fue el decrecimiento y desaparición de una parte de las ciudades fundadas por Roma, cuya población, muy disminuida, se diseminó por el área rural dejando de estar agrupadas, esta situación es de mayor importancia para comprender el fenómeno del feudalismo durante la edad media y verdaderamente esencial para entender el sentido del proceso urbano desarrollado en este prolongado periodo.
El comienzo de la edad media europea se caracterizó, entonces, por la vuelta de una proporción importante de la población a los niveles más rudimentarios de una sociedad agraria. Este fenómeno tuvo:
• Expresión física: ocupación intensa del espacio geográfico con población dispersa
• Consecuencia política: cambio de la base del poder
• Resultado económico: reemplazo del modelo de producción excedentaria que había caracterizado a Roma, por un tipo de producción de subsistencia.
La iglesia cristiana fue uno de los pocos, sino el único nexo que mantuvo la unidad de los antiguos territorios romanos ante el vacío dejado por la desaparición del antiguo poder.
EL FEUDALISMO
El régimen señorial se instauró en toda Europa a partir del siglo V o VI se sostuvo, primero sobre una base fundamentalmente agraria y luego, sobre el renaciente sistema de ciudades, dando nacimiento al feudalismo, que se desarrolló como la nueva forma de organización del territorio, sin embargo, los reinos romanizados se dividieron, tras un periodo de vacíos de poder y luchas a nivel local, en unidades mas o menos independientes, en los que la autoridad del rey estuvo sostenida por el poder militar de la nobleza que a su vez, se sustentó en la extensión, riqueza y población de dominios habitados por campesinos, que podían ser reclutados para la guerra.
En la cúspide del poder del sistema el rey, dueño simbólico del territorio, concedía la propiedad a las aristocracias guerreras, estructurando así la pirámide de su poder. En la base del sistema, entre los campesinos, predominaba la economía domestica con una producción destinada al consumo propio. En el medio se ubican los señores feudales en el echo los propietarios de la tierra, gobernando con poderes absolutos y sometiendo a la población campesina a una servidumbre completa de vida y haciendas, a cambio de una protección que consistía mas que en una política de bien publico, en una dirección organizativa del conjunto.
El carácter fundamentalmente agrario de la sociedad feudal humanizó el paisaje, con una ocupación más extensiva del territorio. Este cambio constituyó una variación importante respecto de la situación anterior, en la que la actividad humana se había centrado sensiblemente alrededor de las ciudades donde era fácil de controlar política, económica y militarmente.
EL PAPEL DE LA IGLESIA
Un elemento importante de considerar cuando se analiza la ruralización sufrida por la población europea después de la caída de roma, es el rol que juega en la organización del territorio la iglesia cristiana básicamente la católica.
El desarrollo de ordenes religiosos de vida monástica fue avanzando por todo el territorio europeo, en la medida que se desplomaban las ciudades, llegando a constituir los monasterios y conventos, verdaderas islas, enclaves de civilización, que no solo dieron origen a nuevas ciudades sino que, durante el periodo más obscuro de la edad media cumplieron la función de archivos del saber.
El monaterio constituía, en realidad, una nueva especie de polis, donde las personas que pensaban de una misma manera no solo se reunían en ceremonias ocasionales sino para habitar permanentemente. La colonia monástica pasó a ser una verdadera ciudadela, fue allí, también donde se estableció el valor práctico de la moderación, el orden, la regularidad, la honradez y la disciplina, antes de que estas cualidades se transmitieran a la ciudad medieval en forma de invenciones: el reloj, el libro de contabilidad, etc.
En la práctica la iglesia fue desarrollando un control paulatino y creciente sobre:
- El poder político, por la influencia creciente de los pensadores cristianos y la curia, en la medida en que aquellos desarrollaban la teología, y estos, ejercieron el poder espiritual sobre las personas por la fe y el temor a dios.
- El saber, en la medida en que en torno a la iglesia se desarrollaron las universidades que, comentaron, difundieron y ampliaron el contenido de los libros.
LAS INVASIONES DE MOROS Y VIKINGIOS
La temprana edad media se extendió entre los siglos VI y IX, siendo un periodo de grandes ajustes políticos, sociales y económicos. Calificado como románico cuando se habla de arquitectura, es un periodo en que la influencia romanizadora es aun perceptible. Sin embargo, entre fines de los siglos VIII y X Europa sufrió dos impactos que tuvieron grandes consecuencias: por el norte las invasiones vikingas y por el sur la acometida de los Arabes. Que empeoraron la situación económica de extensas zonas y determinaron grandes cambios en la estructura del poder, pero tuvieron una gran influencia en el desarrollo de las ciudades: estas se convirtieron en el refugio y baluarte de las poblaciones rurales y debieron modificar sus estructuras sociales, productivas y políticas. El aislamiento que había garantizado seguridad al desmembrarse el imperio, ya no constituyó una garantía y las poblaciones se agruparon para conseguir esa seguridad.
Las ciudades fortalecidas por la acumulación de población, encabezaron el contraataque contra los vikingos en el norte y centro de Europa y contra los moros en España, de manera que la lucha contra el enemigo significó establecer, consolidar y fortificar ciudades. Este fenómeno es particularmente sensible en la península ibérica, donde la acción de reconquista contra los Arabes estuvo jalonada de fundaciones, remodelaciones y ampliaciones de ciudades, circunstancia que explica el método de conquista fundamentalmente urbano aplicado por España en América.

EL DESPERTAR DE LA CIUDAD DURANTE LA ALTA EDAD MEDIA
Las necesidades de la defensa contra las amenazas de mundo exterior llevaron al mundo medieval europeo a desarrollar economías de mayor dinámica, mejores líneas de comunicación, rutas comerciales más seguras, centros de abastecimiento alternativos, actividades de producción de elementos militares y civiles, nuevas formas de artesanía, nuevos métodos más eficientes de trabajo, etc. Situaciones que redundaron en una mayor dinámica y complejidad urbanas, en un aumento de la población de las ciudades y de su centralizada respecto del territorio. Coopero a esta “vivificación” de lo urbano, la evolución de la situación política general, en la que las estructuras de poder de los reinos comenzaban a constituir territorios unitarios claramente definidos por fronteras, encontraron en las ciudades mejores puntos de apoyo que en las poblaciones dispersas.
La cuidad de la alta edad media, sin embargo, no apareció sino hasta el siglo XI y no se desarrollo propiamente sino hasta los siglos XII y XIII.SE genero como contra parte de la sociedad feudal agraria por el desarrollo de grupos específicos de comerciantes y artesanos.
El desenvolvimiento del comercio y la industria tuvo como consecuencia el cambio de la composición de la sociedad medieval, apareció una nueva categoría de persona entre el siervo sometido y el señor feudal: fue el ciudadano o burgués que no solo se dedicaba al comercio o la producción, sino que prestaba organizaba y desarrollaba la serie de servicios que estas actividades demandaban para mejor funcionar, armadores de bancos, alarifes, cuidadores de caballos, albañiles, etc. fueron apareciendo hasta constituir una abigarrada serie de oficios y profesiones estrictamente urbanos que hacen a una ciudad.
Las ciudades comenzaron a atraer cada vez a un numero mayor de personas del medio rural, en la medida en que no solo ofrecieron seguridad y trabajo, sino una liberación de la servidumbre del campo.
El desarrollo de la burguesía urbana significó un conflicto con el orden feudal, que, sin embargo, no tuvo una connotación política, consistió simplemente en una búsqueda de un nuevo estado de equilibrio que permitiese las franquicias necesarias, estado se alcanzo rápidamente cuando la aristocracia percibió que los beneficios del nuevo sistema podían ser superiores a los del antiguo.
La ciudad medieval constituyó un área de libertades en medio del mundo rural, siendo percibida como un lugar más democrático y liberal que este. Al mismo tiempo fueron cayendo poco apoco en desuso los derechos señoriales siendo sustituido por tributos pagados por los ciudadanos por el goce de servicios comunitarios, servicios de gobierno y servicios de defensa.
Paralelamente a este fenómeno de desarrollo de libertades urbanas y de constitución de derechos y obligaciones ciudadanas, se fue dando su sanción jurídica por medio del establecimiento de franquicias, fueros, cartas pueblas, etc. Y por la constitución de instituciones de bien público, capaces de administrar los bienes entendidos como de comunidad, estos constituidos por calles, plazas, murallas, edificios públicos, etc. se había constituido por la suma de cesiones de partes de la propiedad personal que los privados habían venido haciendo, justamente para permitirse el goce de esta propiedad. Este es el origen de los vienes comunes de uso publico y los sistemas de contribuciones voluntarias para atender a su mejoramiento y manutención y a las obras comunitarias excepcionales. En la medida que estas contribuciones se sistematizaron, se hicieron regulares y orientaron al bien común futuro la ciudad llego a alcanzar una personería que le fue propia y permanente, que comenzó a ser percibida como independiente de los ciudadanos de un determinado tiempo y se constituye en un carácter nuevo de lo urbano. Apareció así el concepto de comuna.
El desarrollo de las ciudades y de los derechos de los ciudadanos trajo consigo, además. De una serie de cambios en el concepto de ley que se había tenido durante el régimen feudal. No se trataba ya de un conjunto de obligaciones personales con el señor feudal, sino de una serie de normas generales de común aplicación, más severas y especificas por la necesidad de mantener una disciplina más estricta tanto dentro de la ciudad y un orden dentro de la vida diaria más regular.
Como se ve, se volvía al concepto de ley que había existido durante el imperio romano, pero esta ley lejos de emanar de un poder central o ser impuesta por él a las ciudades, se originaba en el ejercicio de libertades, emanaba de la praxis y tenía por objeto la independencia de acción.
En algunos lugares la urbanización fue fomentada por las aristocracias locales que cobraron por el uso de la tierra bien localizada a los comerciantes, por el uso de caminos bien tenidos a los viajeros y por la seguridad y colocación de su producción a los industriales y artesanos, dando lugar a la constitución de alianzas donde la nobleza llego a ocupar el lugar de una corporación mas en el conjunto social. En otros lugares en cambio, la urbanización fue resistida por los caballeros, dando lugar a las alianzas entre el pueblo y el poder del rey, siempre interesado en evitar un crecimiento peligroso del poder de l nobleza. Estas diferencias dieron lugar a los distintos matices de municipio o concepto de la administración del bien común que se encuentran en Europa.
Las nuevas circunstancias generadas determinaron un resurgimiento activo del comercio, que fue posible por la generación de excedentes agrícolas producto de mejoras introducidas en los cultivos, del crecimiento poblacional determinado por una relativa mayor abundancia y de la introducción de una serie de técnicas y descubrimientos traídos desde oriente, aportados por las cruzadas.
En este cambio cualitativo fueron determinantes los nuevos métodos de labranza, el abono de los campos y el riego agrícola, que permitieron ampliar la superficie arable en todo Europa. Como consecuencia, la población agraria paso rápidamente d un nivel de subsistencia a uno de producción expedientaría por el solo hecho desistir un incentivo comercial, produciéndose un cambio en su base económica, los campesinos dejaron de producir todo lo que necesitaban para producir solo aquello en lo que eran mas eficientes, pasando a comprar en la ciudad con el dinero producto de la venta de sus excedentes, los productos artesanales e industriales que ya no confeccionaban. Esto echo a andar la maquina del progreso y produjo, en un fenómeno muy interactivo, el desarrollo de las ciudades y del campo. En un par de siglos la población europea creció hasta niveles que fueron comparables con los del siglo XIX y a pesar del terrible embate de la peste negra sobre la población de las ciudades no perdió su dinámica
La realidad urbana medieval se visualiza mejor en un esquema que muestra en un eje temporal, los momentos que se pueden distinguir en la evolución de la ciudad medieval, en relación con los hechos históricos más importantes.
LAS CIUDADES MEDIEVALES
Clasificadas en base a sus orígenes podemos decir que existen cinco grandes categorías de ciudades en la Europa medieval, tres de ellas corresponden ciudades de crecimiento orgánico:
- Ciudades de origen romano; comprende a la vez a aquellas que pudieron conservar su estatus a lo largo de la alta edad media, aun cuando se redujeron considerablemente en tamaño, y a las que fueron abandonadas, después de la caída del imperio, pero que se establecieron de nuevo en sus emplazamientos originales.
• Burgos construidos como bases militares fortificadas y que más tarde fueron adquiriendo funciones comerciales.
Las restantes categorías corresponden a ciudades nuevas que fueron establecidas oficialmente en un momento dado, con completo estatus urbano, basadas o no en un plan predeterminado:
• Ciudades bastide, fundadas en Francia, Inglaterra y Gales.
• Ciudades de nueva planta fundadas en toda Europa en general
Esta clasificación se ajusta en grandes rasgos a un orden cronológico.
LA FORMA URBANA MEDIEVAL
Cualesquiera que fueran sus orígenes, las ciudades medievales de los cinco grupos enumerados al principio tienen contextos sociales, económicos y políticos similares en la mayor parte de los países europeos. Son también parecidas en lo que respecta a la mayoría de los detalles visuales: la misma clase de edificios vernáculos locales cubre tanto la retícula formal de las nuevas ciudades planeadas, como los trazados informales e incontrolados de las no planteadas de la misma época. Las partes que componen la ciudad medieval normalmente son la muralla, con sus torres y puertas, las calles y espacios afines destinados ala circulación, el mercado, alojado a veces en el interior de un edificio y dotado de otros establecimientos comerciales, la iglesia, que, en general se alza en su propio espacio urbano, y la gran masa de edificios de la ciudad y los espacios destinados a jardines privados conexos a aquellos.
LA MURALLA
Se puede establecer un mínimo de distinción categórica entre las defensas de las ciudades inglesas y las de Europa continental. En Inglaterra desde el punto de vista militar, la importancia de las murallas se redujo enormemente a causa del estado de paz que reinaba en la isla, en consecuencia estas sirvieron principalmente de barreras aduaneras, protegiendo los intereses comerciales de los ciudadanos. Sin embargo, en el resto de Europa, la muralla retuvo su función militar primaria, además de su uso como barrera de portazgo.
LAS CALLES
Todas las ciudades medievales disponían de un espacio, si no de varios, donde se tenía lugar el mercado, en consecuencia, las principales vías públicas que unían el centro con las puertas de la ciudad, aunque con frecuencia eran poco más que estrechos e irregulares callejones en las ciudades de crecimiento orgánico, constituían extensiones lineales del mercado como rutas de comunicación, y la noción de una red de trafico se hallaba tan ausente como la noción de tráfico rodado permanente. La fachada que se abría a la calle tenia, por lo tanto, un notable valor comercial, especialmente en las inmediaciones de las puertas y del mercado, y su desarrollo en forma continua fue lo normal. Más adelante también se convirtió en un echo usual el que se formaran estrechos pasajes que, partiendo de las calles, daban acceso a calles menores y permitían el desarrollo de jardines traseros como patios.
Los desplazamientos en las ciudades medievales se efectuaban generalmente a pie y el transporte de mercadería se realizaba mediante animales de carga.
A lo largo de toda la edad media se manifiesta la tendencia de los edificios a invadir cada vez más las calles (e incluso los puentes) y los espacios públicos abiertos. Los intentos de regularización gradual fueron poco afortunados. Los pisos superiores fueron aumentando sus vuelos sobre las calles hasta el extremo de poder estrechar la mano al vecino de enfrente.
Existe un estero tipo de ciudad medieval con calles estrechas entre edificaciones regulares, donde la situación usual era de superpoblación y desorden, situación pintoresca, pero insalubre, donde el espacio privado al aire libre es limitado, con excepción de los espacios de la iglesia y el mercado, y que la urbanización tenia densidad uniforme en todas partes de la ciudad. La verdad es que la ciudad medieval se hallaba más próxima a una actual aldea o población rural que a una abarrotada aglomeración urbana comercial.
EL MERCADO
La comercialización de productos, la razón de ser de la ciudad medieval, tenía lugar de varios modos fundamentales. Dos tipos son comunes tanto a las ciudades de crecimiento orgánico como a las planeadas; el primero, aquel en que el mercado ocupa una plaza destinada a este único fin, situada normalmente en el centro urbano o en sus inmediaciones; el segundo, en que aquel se sitúa en el ensanchamiento de la calle principal. Para las ciudades de crecimiento orgánico se plantea otro tipo de mercado además de los anteriores: las plazas en la puerta de entrada a la ciudad.
En las poblaciones planeadas cuyo trazado se basa en una estructura de retícula regular, la plaza del mercado es el tipo más frecuente. En este caso su forma regular es la de un hueco en la retícula, rodeado por calles en sus cuatro lados. En la Europa continental era usual que los edificios que rodeaban la plaza tuvieran la misma altura, y estuvieran unidos en planta baja mediante soportales bajo los cuales las calles se prolongaban frecuentemente a lo largo de la plaza. Es característico que la mayoría de las plazas tengan mercados cubiertos, a veces en dos plantas, pero, en cambio, son raros los ejemplos en que la iglesia da frente a la plaza del mercado. La calle del mercado se incorporaba con mucha menos frecuencia en las ciudades planeadas, y nunca en las bastides.
En las poblaciones de crecimiento sin planeamiento, la plaza y la calle del mercado desafían cualquier descripción precisa: no había dos trazados iguales, cada una poseía su propio carácter espacial distinto. En las ciudades que han evolucionado en forma natural a partir de antiguas aldeas, puestos de comercio, etc. La vía pública principal se convierte automáticamente en el emplazamiento del mercado, ya que el trafico es el elemento vital en el crecimiento de la ciudad. El área inmediata a la parte interna de la puerta de la ciudad, era otro lugar lógico para el desarrollo de actividades comerciales. Este último tipo de mercado, no obstante, raramente llego a ser el más importante en la ciudad.
LA PLAZA DE LA IGLESIA
El espacio situado ante la iglesia, el pavis medieval, no debe confundirse con aquella parte del cementerio contiguo a la iglesia. Era el pavis donde los fieles se reunían antes y después del oficio divino, donde se escuchaban los ocasionales sermones al aire libre, donde venían a pasar las procesiones. Era en ese lugar contiguo a la fachada occidental de la iglesia, donde la gente de fuera d la ciudad dejaba sus caballos, por lo cual pronto se construyeron establos de vario tipos. El pavis obligaba a que las iglesias estuvieran situadas dentro de su propio espacio. Como lindaba frecuentemente con la plaza del mercado, la existencia de un núcleo bipartito es una característica típica de las ciudades medievales, tanto de las planeadas como de las no planeadas.
CONCLUSION Y CRÍTICA
Al caer el imperio romano, que mantenía un cierto orden de vida donde cada individuo tenía un rol definido dentro de la sociedad, el hombre se vio indefenso frente al medio, la población ya disminuida de las ciudades del imperio se vio obligada a dispersarse en busca de una nueva forma de vida que le devolviera la seguridad perdida.
La perdida de la fe de la población en las deidades y religiones paganas, hasta entonces poderosas, envista de su fracaso en detener las calamidades e invasiones, da fuerza al cristianismo, una religión al fin y al cabo una religión esperanzadora y de salvación, iglesia que hábilmente mezcla paganismo y cristianismo, la evidencia de esto se advierte hasta hoy en la costumbre cristiana de un culto a las imágenes con fuerte sentido local.
En términos ontológicos, la caída del imperio provoco, la pérdida de la noción de integridad y totalidad de la cultura romana, con la consiguiente reducción de la noción del mundo a poco más de lo que veían los ojos, se pierde el concepto de universo sistemático y ordenado.
De este modo la iglesia devuelve ese orden, en consecuencia las ciudades episcopales, los monasterios y los conventos fueron elementos esenciales la vida urbana, formando la base del sistema de relaciones comerciales dando poco a poco origen al resurgimiento del urbanismo como forma de vida.
La sociedad se vuelve, en esta época, polarizada y extremista, en que la población civil dispersa pasa a depender de quien pueda darle protección, quedando condenada a la servidumbre, donde el poder lo tienen los que resultaran mejor parados luego de la caída del imperio y el clero constituye el único ente estable.
Mas tarde, en la ciudad el hombre encontró en los asentamientos urbanos una respuesta a sus necesidades: protección, abastecimiento y en especial libertad, vivir en la ciudad o comerciar en ella significaba independencia y autonomía, arrancar de la servidumbre y del abuso del señor feudal.
Con respecto a la forma urbana medieval es importante preguntarse cómo se veía el urbanismo, hasta que punto era importante para el hombre conseguir el orden y la belleza. Según Zucker, “exceptuando las relativamente escasas ciudades planificadas, la estructuración de la ciudad como tal no era ni comprendida ni deseada por los constructores” lo que no significa que no hubiera preocupación alguna por la organización espacial o la estética, pues los pueblos se unían para tomar decisiones colectivas como ensanche de calles, mantenimiento o ampliación de murallas, etc. sin embargo, la preocupación por la estética se presento mas en Italia que en el resto del continente “en el siglo XIII, Bolonia tenia contratados una serie de arquitectos cuya misión consistía en supervisar todas las obras y edificios públicos” podría considerarse esto como un presagio del renacimiento, donde se desarrollarían los siglos de urbanismo mas ordenadamente desarrollado.

Historia

Historia