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martes, 31 de marzo de 2009

Cuarto diferenciado

La historia de las ciudades

A modo de comienzo podemos decir que el concepto de ciudad proviene del vocablo latino civitas, que se refería a una comunidad autogobernada. Las ciudades comenzaron a surgir en el neolítico, en el cuarto milenio a.C., cuando los grupos de cazadores y recolectores nómadas adoptaron una vida sedentaria y agrícola. En los primeros asentamientos se construían las viviendas dentro de zonas amuralladas o en espacios con defensas naturales. También era necesario poder disponer de agua, motivo por el cual normalmente se establecían a la orilla de un río o de una fuente de agua. Estos asentamientos estables condujeron a la especialización y división del trabajo. Surgieron mercados en los que los artesanos podían cambiar sus productos por otros diferentes; una clase religiosa iba apareciendo y contribuía a la vida intelectual. De este modo las ciudades fueron el lugar adecuado tanto del desarrollo del comercio y de la industria, como del arte y las ciencias, y desempeñaron una función esencial en el nacimiento de las grandes civilizaciones. De esta manera se gesto una vida totalmente sedentaria, mediante la cual creció la construcción de las chozas más primitivas, de troncos y estacas de madera; por dentro estaban divididas con estacas o telas colgadas. A medida que surgían las necesidades, se crearon ventanas, puertas y escaleras; en otros lugares se utilizaban materiales parecidos en cuanto a características y propiedades, lo que impulso la construcción de viviendas, unas junto a otras que permitió generar aldeas, poblados y ciudades, estimulando la vida en sociedad y el espíritu comunitario y cooperativo. De esta manera las ciudades se fueron organizando y sufriendo cambios a través de las etapas temporales como se explicara debajo.
Las ciudades en las distintas etapas históricas
Edad Antigua
Los asentamientos de la edad Antigua eran aquellas primeras ciudades que albergaban a los nómades, convertidos ahora en sedentarios. Estos grupos de personas se establecían cerca de un río o de cualquier lugar del que pudiesen extraer agua. Estos asentamientos estables condujeron a la especialización y división del trabajo; gracias a esto surgieron mercados en los que los artesanos podían cambiar sus productos por otros diferentes; una clase religiosa iba apareciendo y contribuía a la vida intelectual.
De este modo las ciudades fueron el lugar adecuado tanto para el desarrollo del comercio y de la industria, como del arte y las ciencias, y desempeñaron una función esencial en el nacimiento de las grandes civilizaciones
Además de todas las características de las primeras ciudades, había un notorio fervor y respetos por lo muertos, dentro de la cultura aun se mantenía la creencia de la vida luego de la muerte, pero en ese momento los enterrados muertos solo llevaban a su tumba solo algunos elementos del ritual religioso, donde la muerte deja de ser una magia y pasa a ser un mito.
También se ve un claro crecimiento en los conocimientos de la agricultura y la ganadería, donde siempre existió una rivalidad pese a que se necesitaban mutuamente. En esta etapa los hombres poseían conocimientos sobre los periodos de germinación y sobre las estaciones del año, lo que les facilitaba el trabajo; creando así una idea de la mujer como madre de los hijos y dedicada a ellos por completo, tanto en el crecimiento como en la educación.
Este periodo temporal se caracterizo también por algunos avances para las actividades más útiles como la pesca, donde ya se usaban anzuelos y redes. El hecho de poder racionalizar el trabajo aumento el sedentarismo que genero la construcción de edificaciones para la veneración de los dioses o de las religiones. De esta forma se fue obteniendo un panorama general de la ciudad como un conjunto de actividades que agrupaban a un grupo nómade. Con este perfil de ciudad, nombraremos la ubicación de algunas "Nacionalidades Neolíticas" (es decir grandes ciudades que utilizaban estos métodos de construcción y de orden social): la cuenca del río Danubio, la alta cuenca del río Rin, al norte de la actual Italia, al sur de la actual Alemania o en los lagos de los alpes de la región de Suiza.
Sin embargo había una ciudad que sobresalía en la región mesopotámica por la habilidad de sus habitantes para conseguir recursos o piedras preciosas con su forma de negociar: la ciudad de Ur. Esta ciudad resplandecía por sus obras arquitectónicas, además un gran puerto con bodegas y edificios comerciales, la principal característica la forma y ubicación de los templos.
El templo de la ciudad de Ur, se ubicaba en el centro del lugar. Tenia un gran patio, dentro del cual emergían edificios secundarios y el principal símbolo religioso: la torre sagrada (consagrada al dios Nannar). Cuando se realizaban ceremonias en honor a este dios, el rey guiaba a los sacerdotes, que llevaban las ofrendas, todos ellos acompañados por el sonido de arpas y otros instrumentos.
Al igual que en Ur (Sumeria), se comenzaron agestar grandes imperios en otras partes del mundo, Roma es el claro ejemplo de ello, junto a otros imperios como el de Grecia, o en el Lejano Oriente. A continuación veremos como las ciudades fueron adquiriendo su forma y mobiliario urbano.
Las civilizaciones occidentales son imposible de concebirse sin ciudades, debido a que son de por sí un mundo completo y gozan de todos los atributos sociales y culturales de los pueblos que las habitan.
Las ciudades son decisivas en toda sociedad, hasta en las de predominio claramente rural, ya que son el órgano de la socialización. En consecuencia el desarrollo de los asentamientos urbanos, en plenitud de sus sociedades, son insustituibles para el estudio de nuestras sociedades, pasadas, presentes y futuras. Las ciudades son archivo de la historia del ser humano.
Parte 1: Primeros asentamientos en Mesopotamia
El nacimiento de las sociedades urbanas
Vamos a centrarnos en una zona bastante determinada de la cuenca del Mediterráneo, hoy martirizada por
guerras y conflictos entre pueblos y sociedades. La mayor parte de las innovaciones tecnológicas de la
Antigüedad se produjeron dentro del área limitada del Oriente Próximo y el extremo oriental del Mediterráneo. Es muy importante destacar que toda la ecología y el clima de la región ha experimentado cambios drásticos en los últimos diez mil años. Lo que hoy conocemos como llanuras abiertas y polvorientas o fértiles tierras de cultivo, estuvieron hace más de diez mil años densamente cubiertas de vegetación. Evidentemente existían desiertos, pero la erosión en las colinas no estaba tan acentuada como en la actualidad, e incluso sobre los valles ribereños probablemente se extendían densos bosques.

La revolución agrícola
Sabemos que las primeras criaturas de forma humana aparecen por primera vez sobre la tierra hace quizás un millón de años. Pero se considera que la evolución física y orgánica del Homo Sapiens concluye sólo hace 25000 años. A partir de esa fecha empieza el proceso moderno de evolución cultural.
Las sociedades era nómadas por necesidad; tenía que desplazarse en busca de nuevas fuentes de alimento, y se desplazaba de un frágil refugio temporal a otro. Pero en algún momento, entre 8000 y 10000 años atrás, la humanidad empezó a ejercer un cierto tipo de control sobre la producción de alimentos mediante el cultivo sistemático de ciertas especies de plantas, sobre todo las semillas comestibles, y la domesticación de animales. La permanencia en un lugar de residencia estable tuvo a partir de ese momento muchas más posibilidades, al tiempo que la unidad física pasaba ser la aldea, aunque los primeros asentamientos no fueran más que un grupo de chozas rudimentarias.
La producción controlada de alimentos también se benefició de los cambios climáticos que tuvieron lugar al final del último periodo glacial, hacia el 7000 aC. Las estepas y tundras de Europa se transformaron en bosques templados, y las praderas al sur del Mediterráneo y Cercano Oriente dieron paso a desiertos jalonados por oásis.

La revolución urbana
Hacia 5500, después de al menos tres mil años de lento desarrollo, existían poblados y comunidades agrícolas firmemente establecidas en las tierra más elevadas, comunidades agrícolas que fueron descendiendo gradualmente hacia los valles del Tigres y del Eúfrates a medida que se secaban los depósitos aluviales y mejoraban las técnicas, especialmente las de regadío. Algunos poblados neolíticos de esta zona se transformaron en las primeras ciudades conocidas, es decir, comenzó la revolución urbana. Estos procesos culminaron en las ciudades-estado sumerias a partir del año 3000 aC, La distinción entre poblados y ciudades propiamente dicha, se encuentra en la progresiva y mayor complejidad social, fruto de la especialización y de la diversificación de tareas.

Las región de Summer
Summer (así se llamaba esta región), carecía de piedra para la construcción y de madera, a excepción hecha de los troncos de palmera, demasiado flexibles para ser eficaces en edificación. De modo que las casas se construyeron con tierra, que amasaban con agua, dejándola secar una vez vertida la mezcla en unos recipientes prismáticos, obteniendo bloques de barro seco regulares; los adobes de ladrillos cocidos en hornos sólo se utilizaban para el revestimiento de las murallas o en palacios y templos.
Con estos sencillos adobes se construían los muros de las casas, pero ocurría que con el tiempo y con el frecuente abandono de las ciudades en determinados periodos bélicos, se deleznaban, desmoronándose las construcciones; entonces se procedía a derribar lo que quedaba y a apisonar la tierra con los cascotes incluidos, levantando encima las nuevas construcciones. Esto daba lugar, al cabo de unos siglos, al crecimiento del nivel de la ciudad, formándose un montículo artificial, un ‘tell’.

La ciudad de Ur de los caldeos
Ur es un ejemplo característico, fue la ciudad hegemónica del imperio caldeo entre los años 2110 y 2015
a.C. y sus restos han sido excavados con cierta minuciosidad. En Ur se presenta el característico urbanismo de tipo orgánico, que evoluciona de forma natural a partir de un pequeño núcleo original. El nivel correspondiente al año 1700 a.C. es el mejor conservado y mantiene la forma básica de de la ciudad cuando su mejor época. Así distinguimos tres partes fundamentales; la antigua ciudad amurallada, el recinto sagrado y la ciudad exterior.

La ciudad amurallada
La parte más antigua de la ciudad tenía una forma aproximadamente oval, y la rodeaba un muro de 8 metros de altura hecha de adobes y que sujetaba las paredes del tell sobre el que sucesivamente se asentaba esta parte de la ciudad. Su interior estaba constituido por un laberinto de casas de uno o dos pisos, del cual se ha excavado una parte considerable de uno de estos barrios, al sureste del temenos.
Las construcciones eran de tamaños y plantas bastante diversos, y las familias construían su vivienda con arreglo a su categoría social y siempre planificada con anterioridad. El tipo de casa más general constaba de un patio abierto en el centro, pavimentado con ladrillos de barro cocido al que se abrían varias estancias. Si era de dos plantas, la baja se construía de ladrillo cocido. Había hasta 13 y 14 habitaciones alrededor de un patio central pavimentado que permitía la iluminación y la aireación de las estancias de la casa. Como norma general se puede decir que a menor categoría social del individuo más alejada estaba la vivienda del centro urbano.

Los edificios religiosos
El temenos o recinto sagrado ocupaba el corazón de la ciudad, corresponde su construcción a la época de
Nabucodonosor y fue planificado según una ordenación orthogónica, poseía su propia muralla y en él se abrían los únicos grandes espacios vacíos de la ciudad, si exceptuamos los correspondientes a los dos puertos del canal. El temenos contenía los únicos espacios abiertos significativos de la ciudad, aunque su uso estaba especialmente reservado a los sacerdotes y a los miembros de la corte. El área sagrada de la ciudad de Ur estaba rodeada por una muralla interior. Dentro de ella se disponían una serie de edificios entre los que destacan los templos dedicados a Nannar y a Ningal, las dependencias administrativas, los almacenes y, por encima de todo, el Zigurat.

La ciudad de Babilonia
El origen de Babilonia es muy remoto. La ciudad estuvo sometida a numerosos conflictos bélicos en el discurrir de los siglos, sufrió numerosas destrucciones consecuencia de las batallas libradas, a las que siguieron las reconstrucciones pertinentes. El plano que contemplamos corresponde a la Babilonia de
Nabucodonosor (605-562 a.C.), la época de mayor esplendor del Imperio Babilónico, que reemplazó al Imperio Asirio. Su trazado es regular y se evidencia la intención de una ordenación planificada y geométrica, aunque anteriormente debió de ser una ciudad de calles irregulares y tortuosas, que poco a poco fue engrandeciendo los emperadores con suntuosas construcciones y amplias vías de tránsito.
La ciudad se articulaba en torno a 24 calles principales distribuidas en 10 distritos diferentes. Entre todas ellas destaca la Vía de las Procesiones. Con 2 km de largo y entre 16 y 20 m de anchura, sus lados estaban decorados con leones de ladrillo vidriado y el suelo cubierto por losas de caliza roja veteada. Comenzaba en el puente del Éufrates, bordeaba el zigurat y llegaba hasta la Puerta de Ishtar.

La muralla
Babilonia se rodeaba por dos recintos murados, el más exterior es enorme y alcanza una longitud de 18
km. La superficie de la ciudad se ceñía mediante una doble muralla con un foso de 50 metros de anchura rodeando la más exterior. Una defensa muy eficaz levantada con arcilla, adobes y ladrillos, trabados de tal manera que resultaba de una fortaleza extrema. Su parte superior era tan ancha que permitía el paso de carruajes. Los lienzos de la misma eran reforzados mediante grandes torres cúbicas edificadas cada 18 metros. Para entrar a la ciudad existían ocho puertas, cada una dedicada a un dios babilónico. De todas ellas se ha conservado casi íntegramente la Puerta Ischtar, la más importante, hoy en el Museo de Berlín.

Distribución urbana
El recinto interior corresponde a la ciudad propiamente dicha, también de dimensiones magníficas. Este es de forma aproximadamente rectangular, atravesado de parte a parte por el Éufrates que sigue la dirección del eje menor del rectángulo y muy pegado al mismo. El río estaba canalizado mediante terraplenes de piedra. A su izquierda se extendían el recinto sagrado y la ciudad vieja; a su derecha la ciudad moderna. Desde ésta se accedía al barrio sagrado por una avenida que se continuaba por un puente de 135 metros de longitud y una calzada de 22 metros de anchura sustentado sobre ocho pilares aquillados de caliza y ladrillo. En los extremos del puente se construyeron edificaciones relacionadas con el puerto fluvial y el mercado central.

El recinto sagrado
El recinto sagrado ocupaba un rectángulo limítrofe con la ría, centrado con respecto a los lados menores del recinto urbano y en él se elevaba la famosa torre de Babel, un zigurat de siete plantas dedicado al dios Marduk, que alcanzaba los 92 metros de alto por 91,5 de ancho. Las plantas de acceso a cada una de las plantas se disponían en el exterior, dispuesta en espiral alrededor de todas las torres.

La ciudad moderna
En este área dos grandes avenidas, casi perpendiculares, ordenada en cuatro cuarteles su área, aunque es de suponer que las calles interiores de los cuarteles no debieron de ser tan regulares. De ellas no queda nada, ni las aceras, ni alcantarillado, ni las casas que las flanqueaban que debieron construirse, como es típico en toda Mesopotamia, de adobes cuando se trataba de una sola planta (la mayoría), cuando eran de dos o tres plantas, la última se construía de adobes, mientras que las inferiores se hacían de ladrillos cocidos. Por último, al norte de la ciudad, en la margen izquierda del Éufrates y adosados a la muralla se ubican los palacios. Otra de las zonas donde aparecieron las primeras ciudades se asocia a un gran cauce de agua, en este caso el Nilo en su transcurso por Egipto.

Evolución de los asentamientos
La transformación de poblado neolítico a ciudad se produjo gracias a los avances en el terreno agrícola.
En Egipto esta transformación se vio favorecida por los periódicos desbordamientos del Nilo que hacían posible la fertilización de la tierra gracias al limo sedimentado una vez retiradas las aguas. La evolución de los asentamientos fue distinta que en Mesopotamia, ya que políticamente estaba unificado todo el país, con una sola autoridad central, mientras que en Mesopotamia cada ciudad era un estado y solo cuando una de ellas era hegemónica sobre las demás cabía hablar de cierta unidad política.

Origen
Aunque no se hayan encontrado restos antes del 2600 aC, se cree que las ciudades egipcias tuvieron su origen en el mismo año que las sumerias. Esta teoría se basa en que la gran pirámide de Keops data de aquel tiempo, y no habría sido posible erigir una construcción de tal consideración si no existiese ya un orden social muy complejo con una capacidad organizativa notable, propiedades que nos hacen discernir de una sociedad neolítica de una civilización urbana.

Causas de la ausencia de ruinas
Si es verdad que tienen este origen, ¿por qué no hemos encontrado restos que lo prueban? Hay varias causas que explicarían la ausencia de ruinas evidentes La explicación mas usual es la no existencia de murallas. Carentes del temor a un ataque enemigo del exterior, puesto que las fronteras del país estaban muy bien guardadas, ¿para que edificar algo tan costoso? Precisamente, el coste tan elevado de la muralla en otros lugares era un factor determinante para que el asentamiento fuese indefinidamente estable. Pero en Egipto no existía tal influencia y los poblados en un lugar fijo no fueron tan duraderos. En segundo lugar, Egipto es un país escaso en piedra y madera, de modo que el material de construcción fue el adobe, fácilmente deleznable y de corta vida. Las casas así construidas al cabo de unos pocos decenios se tornaron ruinosas por efecto del viento y del agua. Pero en vez de alzar la nueva vivienda sobre los restos de la anterior, parece que los habitantes preferían trasladarse a otro lugar.
A estos dos factores añadimos uno muy importante y característico: el afán por la mudanza propio del faraón, el rey. Este trasladaba su corte al lugar que consideraba más idóneo para construir su tumba y solía fundar allí una ciudad de nueva planta donde alojar a los obreros, estableciéndose el gobierno en la ciudad más próxima.

La ciudad de Tel-El-Amarna
Tel-el-amarna fue fundada por el emperador Amenophis IV (1369-1354 aC.) que trató de instaurar una religión monoteísta. Dejó Tebas, la capital, y construyó una nueva ciudad para sí y sus leales en honor del
dios-sol Atón. La llamó Horizonte Solar, Ajetatón, hoy conocida como Tel-el-Amarna. Hemos encontrado dos opiniones acerca de la causa que impulsó a Amenophis a este cambio de capital, o bien fue mera decisión política para derrotar al clero de Amón de Tebas, o por necesidad de erigir un nuevo centro religioso para el Dios-Atón. Aunque una de las características más singulares de esta divinidad es la universalidad, eligió este sitio totalmente virgen y alejado de rutas e infraestructuras ya existentes que podría aprovechar, debido a una aparición que tuvo en este lugar. Estaba sentado una mañana en este lugar contemplando el bello paisaje bajo un sol radiante cuando de repente vio como un disco brillante descendía del cielo para posarse en una colina cercana. Se construyó a 225 km al norte de Tebas, en un llano desértico en la margen derecha del Nilo, mientras que las tierras del otro lado del río se destinaron a cultivos y pastos. Estaba bordeada por acantilados que las separaban del desierto oriental, de modo que sólo era accesible por el río y por dos pasos estrechos situados al norte y otro al sur. Esta defensa natural le permitía prescindir de muralla y de foso y de manera que el perímetro de la ciudad estaba marcado por catorce estelas que representaban al faraón adorando a Atón. Fue abandonada al morir el faraón, y sus restos son un testimonio de primera importancia para la arqueología y la historia de Egipto.

Distribución urbana
En cuanto a la distribución urbana, el espacio se distribuye en tres áreas separadas por vías perpendiculares al río. Su longitud máxima es de unos ocho kilómetros, con una extensión hacia el interior, medida desde la orilla, que oscila entre los 800 y 1600 metros. El área central se ajusta a un plano regular, cuyos módulos están delimitados por calles anchas no pavimentadas, flanqueadas por hileras de árboles. En ella se construyeron templos, edificios oficiales y algunas viviendas, aunque, en su mayoría, el espacio de habitación se situó en el sector meridional de la ciudad.
Nos encontramos con dos teorías sobre su concepción: Por una parte pudo ser unitaria y sistemática , como cabe deducir al observar las amplias y rectilíneas avenidas del barrio central. Estaríamos en un caso de planeamiento urbano y considerado. Pero existe una opinión totalmente contraria: Concepción de la ciudad debido a un crecimiento orgánico. Opinión basada en la ausencia de manzanas definidas ni tamaños normalizados de las propiedades; la gente más adinerada construía su vivienda a lo largo de las calles principales, mientras que los menos pudientes ocupaban espacios vacantes.

El palacio
Se situaba en el área central de la ciudad. Estaba dividido en dos partes por la Calzada Real, una de las calles principales de la ciudad., comunicadas entre sí por un puente sobre la vía. En la parte pública de palacio había un gran patio (de 170 metros de lado) en el que se conservaban estatuas del rey, de la reina
y del dios Osiris. Existía, además una serie de patios secundarios columnados a los que se accedía mediante rampas. La estancia más importante del palacio era la Sala de Coronación, realzada por un patio anterior abierto y porticado.

Viviendas
Fueron construidas de adobe, reservándose la piedra caliza para los marcos de puertas y columnas y el yeso para las celosías. Las casas más ricas podían ocupar una manzana entera y contaban con un amplio jardín en espacios abiertos dedicados al dios Atón, una o varias salas de recepción, estancias privadas, piscina y área de servicio (habitaciones de los criados, almacenes, hornos, bodegas, establos...).

La ciudad de Tebas
Como se ha comentado anteriormente, la capital fue trasladada a Tel EL Amarna desde esta ciudad. Tebas es el nombre que los griegos dieron a la antigua ciudad egipcia de Wasit, situada en el sur de Egipto. Se extendía a lo largo de la ribera oriental del Nilo, en la región situada entre la actual Luxor y Karnak, unos 500 km. al sur de El Cairo. Los egipcios la llamaban Wasit, la ‘Ciudad del Cetro’, y fueron los griegos los que la denominaron Tebas.



Importancia histórica
Por razones políticas y geográficas, Tebas fue cobrando poco a poco importancia durante la X dinastía hasta transformarse en la capital de los faraones del Nuevo Imperio. Allí se veneraba con suntuosas ceremonias al dios Amón en tríada con Mut y Khonsu. A cada victoria, a cada triunfo, se erigían nuevos y grandiosos templos en honor del dios. La posición geográfica de Tebas contribuyó en gran medida a su importancia histórica, ya que estaba cerca de Nubia y del desierto oriental, área rica en recursos minerales y surcada de rutas comerciales .El mayor esplendor de la ciudad se produjo durante la XVIII dinastía cuando fue la capital del país. En este momento comenzó la construcción de los grandes complejos religiosos y funerarios por los que son conocidos, aún hoy en día, Luxor, Karnak y el Valle de los Reyes. Una característica de los templos era la gran cantidad de pilonos que les precedían. Posiblemente esta fuese la causa del otro nombre por el que se conoce a la ciudad de Tebas, ‘La ciudad de las 100 puertas’ llamada así por Homero en ‘La Iliada’
En la ciudad existían 2 zonas claramente diferenciadas la oriental, la de la vida y la occidental, la de la muerte. En la zona derecha se edificaron los palacios reales, los templos y los edificios administrativos y era el lugar en el que se desarrollaba la vida de sus ciudadanos. La orilla izquierda estaba totalmente destinada a personas relacionadas de una u otra forma con la muerte, las tumbas reales o civiles o el culto a los difuntos.

Templo de Luxor
El templo de Luxor, fue mandado construir por Amenofis III y terminado por Ramsés II. Está unido al templo de Karnak por una larga avenida adornada de esfinges. Estaba ligado a los ritos de año nuevo, la
fiesta de Opet. El día de esta fiesta, el primero de la estación de la inundación del Nilo, nuestro 16 de
Junio, la estatua de Amón abandona el recinto de Karnak para visitar el de Luxor.
El complejo religioso de Karnak
En este lugar hay diversos templos egipcios: el de Nut, el de Montu, el de Osiris, el de Amón, en
ocasiones conectados entre sí mediante avenidas flanquedas por esfinges. Entre ellos destaca el recinto de
Amon, que además de contener el gran templo de Amón propiamente dicho, contiene un lago sagrado y
templos dedicados a otras divinidades como Ptah u Osiris.
La construcción del complejo parece seguir una clave matemática. Se observa la presencia de la serie
Fibonacci aplicada a la construcción del templo. La serie Fibonacci es una sucesión de números en la que
cada término es igual a la suma de los dos términos precedentes. Así, partiendo del punto original, el
sancta sanctorum al que daremos el valor 1 la siguiente ampliación tiene el doble de tamaño, la siguiente
la suma de las dos anteriores y así sucesivamente.

La orilla Oeste
Como habíamo s dicho anteriormente, la ciudad de Tebas se encuentra dividida en dos, la de los vivos y la
de los muertos, en la ribera occidental de río. En esta zona se encuentra el Valle de los Reyes, Deir el-
Bahri y Medinet Habu, lugares conocidos por sus templos de carácter funerario y tumbas de faraones .
Deir el-Medina
Deir el-Medina, ‘Convento de la ciudad’ se encuentra en la orilla occidental del Nilo . Es un pequeño
valle situado entre la colina de Qurnet Mura y la zona montañosa tebana. La localidad es conocida
fundamentalmente por el poblado de los obreros que construían las tumbas existentes en el Valle de los
Reyes. Consta de unas 70 casas, construidas en adobe, en las que vivían los trabajadores y sus familias
desde el reinado de Thutmose I. Las casas estaban rodeadas por un recinto construido por Thutmose III
que más tarde fue ampliado, y se agrupan a ambos lados de una calle.
Eran pequeñas construcciones muy modestas 3 habitaciones, dispuestas sobre el eje longitudinal. En la
parte delantera estaba una habitación que hacía las veces de dormitorio y sala de estar. Al fondo se
encontraba la cocina y un pequeño sótano excavado en la roca. Las paredes exteriores, construidas
totalmente en adobe, estaban unidas unas a otras, y el interior se revestía con cal, aunque algunas se
decoraban con frescos.
Parte 3: La ciudad griega
Avanzando temporalmente en la historia de las civilizaciones mediterráneas nos encontramos con la muy
conocida civilización griega. La topografía determinó la organización territorial griega sobre la base de
ciudades-estado claramente definidas y separadas, debido a que Grecia y la costa jónica de Asia Menor
son montañosas, con limitadas regiones fértiles en forma de valles, llanuras y mesetas. Esto favoreció la
existencia de estados pequeños e independientes, que se componían de la ciudad propiamente dicha y de
campos y aldeas subordinadas a esta. En ocasiones las ciudades-estado griegas se aliaban para afrontar a
un enemigo común, sobre todo del frente persa, pero también entraron en conflicto entre sí, de modo
intermitente.
Organización ciudadana
Al menos en teoría, todos los ciudadanos tenían voz en los asuntos de su ciudad-estado. La población de
éstas nunca fue numerosa; sólo se conocen tres casos de más de 20000 habitantes, Atenas, Siracusa y
Ácragas (Agrigento). La ciudad griega debe de ser estudiada en relación a los periodos más destacados de
la historia que se reconocen en la civilización de los griegos: Civilización Minoica, Civilización Micénica
y Grecia clásica
Bibliografía
• Libro: "El ambiente en la sociedad colonial".
Editorial: Ministerio de Cultura y Educación de la Nación. Autor: Lic. Antonio Elio Brailovsky.
• Libro: "Geografía urbana". Editorial: Ariel.
Autor: Pierre George.

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